Tribuna de Actualidad



Histórico respaldo de Francia a la personalidad jurídica del feto

Carla Sarabia/Sonsoles Calavera

Los franceses que pierdan a su hijo en un aborto podrán inscribirlo en el Registro Civil e incluirlo en el libro de familia. La medida supone un apoyo para las 5.000 parejas que pierden cada año un bebé por aborto natural y un avance hacia el reconocimiento jurídico del embrión. Los fetos sin vida, independientemente del periodo de gestación, tendrán un reconocimiento civil, gracias a los dos decretos publicados en el Boletín Oficial del Estado francés, firmados por el primer ministro, François Fillon, y la ministra de Justicia, Rachida Dati. Mediante esta medida se permitirá a las familias en esa situación de "disponer de una mención simbólica de ese niño", como "un nombre de pila" que quede recogido en el registro y en el libro de familia, donde se le tratará como "hijo sin vida" y se indicará la fecha y el lugar del aborto. Los padres tendrán derecho a un "tratamiento funerario decente", según ha señalado la ministra de Sanidad francesa, Roselyne Bachelot. "Se permitirá a las mujeres que hayan abortado disponer de una mención para su hijo", algo que "aporta una solución pragmática y humana a estas situaciones de dolor familiar", ha señalado Rachida Dati, la ministra de Justicia francesa, actualmente embarazada.

En febrero de 2008 el Tribunal Supremo francés había estimado que era posible, si los padres lo solicitaban, inscribir a sus hijos nacidos muertos en el Registro Civil, independientemente del peso y del estado de gestación. Los dos decretos recientemente publicados refuerzan, por tanto, este gran avance jurídico.

El primer decreto (n°2008-800) señala que un certificado médico que constate el aborto permitirá al oficial del Registro Civil hacer constar este nacimiento del niño sin vida. El segundo (n°2008-798) otorga a los padres no casados que sufran un aborto la posibilidad de solicitar el libro de familia y de precisar las informaciones sobre las condiciones del aborto.
Se trata de una inscripción simbólica, pero que otorgará derechos importantes a los hijos y a los padres, que tendrán la posibilidad de organizar el entierro del bebé. Hasta ahora, los niños nacidos sin vida de menos de 22 semanas eran incinerados, como residuos sanitarios o restos de operaciones humanas.

Una lamentable situación que había sido denunciada, desde hacía varios años, por las familias y organizaciones francesas que han vivido esta tragedia. Algunas asociaciones familiares y de ginecólogos, como la Alianza por los Derechos de la Vida, que lucha contra el aborto, señala que estos decretos contribuyen a evolucionar en la búsqueda científica al reconocer "la humanidad del feto" y reclaman ir más allá en el aspecto legal de la defensa de los niños.

Polémico debate

La medida inquieta, sin embargo, a las organizaciones feministas, que temen que la iniciativa perjudique el falso ‘derecho' al aborto, al otorgar a través de esta medida un estatus jurídico al feto. Pero los decretos no afectan a la regulación del aborto, que está legalizado en Francia hasta las 12 semanas. Además la píldora del día después se distribuye gratuitamente a menores en las farmacias, sin receta médica, en caso de urgencia, e incluso la pueden dispensar las enfermeras escolares.

Pero desde la decisión tomada en febrero por el Tribunal Supremo, el debate entre las feministas y los grupos pro vida ha sido intenso. Varias organizaciones han acusado a los grupos feministas de falta de sensibilidad ante el sufrimiento de las familias afectadas por la muerte de sus hijos.
Según señalan los principales diarios franceses como Le Figaro , el derecho de inscribir a los niños nacidos muertos en el Registro Civil plantea la cuestión de considerar a un feto como un ser vivo desde el momento de su concepción.
Jean Goyard, presidente de Derecho a Nacer, una asociación que persigue la personalidad jurídica del embrión, ha asegurado que estos decretos suponen "un paso adelante en la correcta dirección". Según él, "es absurdo negar el estatus de niño a un feto nacido muerto mientras el Derecho civil lo reconoce en numerosas ocasiones, sobre todo en temas de herencias".

Para el vicepresidente de la Asociación Familiar Católica en Francia, Jean-Marie Andres, "la medida muestra una evolución real de la mentalidad de los franceses, que poco a poco se dan cuenta de que lo que acontece antes del nacimiento es más que un fenómeno fisiológico". Como explicó a ALBA, "es muy interesante, por ejemplo, ver en la prensa francesa que realmente las enfermeras, y las familias que han sido consultadas sobre estas situaciones nunca hablan del feto, sino del bebé". Considera que lo más importante ahora es que los franceses se den cuenta de que realmente la vida desde la concepción es una realidad. Y para ello, destaca que las ecografías y los exámenes prenatales son muy importantes. "Un aspecto positivo es que se sabe que, a pesar de las insistentes campañas de anticoncepción del Gobierno, el aborto no ha disminuido y los franceses siguen considerando el aborto un problema y no un progreso social", añade. Asegura además que la valoración de la medida por parte de la opinión pública es buena en general: "Para la mayoría es simplemente admitir que pasó algo importante, que merece reconocimiento. Se ve como algo positivo porque es humano", afirma. Y cuenta además que los psicólogos han desempeñado un papel significativo en este reconocimiento histórico: "Los psicólogos dicen que cuando los padres han perdido un hijo antes del nacimiento, hay realmente un trauma que hay que exteriorizar, para que el fenómeno del duelo pueda vivirse normalmente. Estos profesionales se han dado cuenta en Francia de lo traumático que es y han intervenido para que ellos puedan considerar, afrontar gracias a esta medida, la realidad de lo que ha pasado".

Por su parte, Mónica López Barahona, directora general académica del Centro de Estudios Biosanitarios, valora muy positivamente esta medida como "reconocimiento de lo que es el feto: una persona humana desde el momento de la concepción". Destaca a ALBA que "ahora que en España pretenden tratar al concebido no nacido como un material biológico o como parte de la madre y no como una persona, sería deseable que Francia fuera modelo a seguir". La directora del máster de bioética de la Universidad Rey Juan Carlos califica de "lamentable que la argumentación jurídica no se sustente en el dato objetivo de la ciencia -ya que desde el punto de vista científico el comienzo de la vida en el momento de la concepción es incontestable-, y que estemos sujetos a las ideologías de cada color, a regímenes políticos, y que cada país dé un valor diferente a la vida humana".

(Publicado en 'Alba', n. 193, 5 al 11 de septiembre de 2008).


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